domingo, 11 de noviembre de 2012

Los pies fríos contra el invierno (Parte I)


Bienvenida a mi mundo. 
Verás algunos monstruos por los pasillos, procura no asustarlos, se enamoran al primer suspiro.

Te dije.

Dime dónde has estado. Cuéntame en pétalos tu alegría.
Hazme reir.
Tengo cerveza, siéntate o quítate la ropa. Pero ponte cómoda.
No voy a dejar que te marches.
Hace demasiado frío como para dormir con ropa,
y esto es ya una guerra contra los pijamas.

Ok. Me dijiste como quien acepta un reto.
Sonriendo.

Así que nos hicimos de cosquillas
y de adioses, como si tuviéramos en propiedad la noche
y la poesía.

Nos reconocimos al recordarnos, o tal vez al revés,
nos emborrachamos y dejamos que la piel hablara su propio idioma

y nos contamos tantas cosas

y nos hicimos tantas otras que por la mañana
la humedad en el colchón era un mapa
con la palabra AHORA
como única ley de nuestro nuevo mundo.

Sudabas.
Y estabas preciosa.

Así que te lo volví a comer 
a modo de desayuno.



T.D., 2012

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