sábado, 28 de enero de 2012

Letras tristes para un día de sol.

Últimamente
sólo veo derrotas en el invierno,
y no me refiero al reflejo amargo del sudor en el suelo
si no a esa perpetuidad en los paréntesis
y su falta de ganas
cuando alguien te pregunta
qué hiciste en todo este tiempo
y sólo te sale responderle
nada.

(...)

Ese cruce que en cada noche
te plantea el intermitente
de ir al baño y pedirte una copa
o seguir con las cervezas
y el humo
mientras coloreas las tristezas
como los niños cuando aprenden a pintar:
improvisando.

(...)

Veo las heridas ajenas,
sus manos manchadas
y sus ojeras de horarios impuestos por supervivencia
y dudo de mí
por mis privilegios,
desconfío de mis oportunidades
y no me fío
de mis saltos al vacío
porque abrí las ventanas
en lugar de romperlas.

y así no se hace, pienso.
 
De qué sirven los precipicios sin cristales rotos
y qué mérito puede tener
escalar con arnés cualquier montaña, por alta que sea.
 
La red del por si acaso me caía
la he utilizado para encajar goles
y ahora
me dan miedo las alturas
y las goleadas.




Tayler Durden, tremendo.

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